RAIGAMBRE

Revista Cultural Hispánica

jueves, 28 de enero de 2016

LA GESTA DE LOS MATEMÁTICOS CLANDESTINOS DE "LUSITANIA"

Algunos de los miembros de la Escuela Matemática de Moscú, entre ellos Egórov

MATEMÁTICA Y MÍSTICA EN LA URSS

Manuel Fernández Espinosa


Aunque estemos en el siglo XXI y las distintas ramas de las ciencias se hayan desarrollado, dejando obsoletos los modelos científicos del siglo XIX del positivismo y el materialismo, ya lo vemos: todavía existe gente que se autointitula "marxista" sin que se le caiga la cara de vergüenza. Y no sólo debieran pedir perdón por los genocidios cometidos a lo largo de la historia en nombre de esa ideología, sino que debieran hacer por remediar su portentosa ignorancia haciendo algo, como mínimo, por informarse del curso que las ciencias han recorrido a lo largo del siglo XX. En la actualidad, por muy profanos que seamos en ciencias exactas o naturales, existen suficientes recursos para estar puesto al día. Pero, por lo visto, es más cómodo seguir repitiendo las mismas pamplinas decimonónicas, a saber: que la ciencia refuta a la religión, que la razón rechaza a la fe, que la materia liquida el espíritu.

El campo de las ciencias exactas ha sido, desde los pitagóricos y desde Platón, el más apto para derruir todo conato escéptico o materialista. Los pitagóricos formaron una escuela que combinaba el estudio de la matemática y la música con la religiosidad y Platón tomó lección de ello, elevando la matemática a ciencia propedéutica que, a manera de escalón, como "dianoia" permitía alzar el vuelo a la "nóesis". Más tarde, pasados los siglos y los siglos, vendría Descartes a tratar de vencer parecidos problemas epistemológicos, recurriendo otra vez a la matemática. No vamos aquí a pronunciarnos sobre las consecuencias, a veces nefastas (es el caso del cartesianismo), pero en otros artículos de RAIGAMBRE hemos aludido a Malebranche que, en este sentido, permanece casi inédito en lo que concierne a las implicaciones religiosas que trae consigo el más esmerado cultivo de la matemática.

Sin embargo, menos conocida es todavía la gesta que tuvo lugar en Moscú, allá por la primera mitad del siglo XX. Me refiero a la Escuela Matemática de Moscú cuyos trabajos aportaron una serie de realizaciones en el campo matemático que refrendan nuevamente, en el siglo XX, la gran intuición -científica y mística- de los primitivos filósofos griegos que supieron ver el orden matemático que se oculta bajo el aparente desorden que perciben nuestros sentidos y, por lo tanto, el barrunto como poco de un Dios, Inteligencia divina y ordenadora.

El corazón de la Escuela Matemática de Moscú fue el grupo "Lusitania". Este grupo nos lo han dado a conocer los matemáticos e historiadores de la ciencia Loren Graham y Jean-Michel Kantor en un libro apasionante: "El nombre del infinito. Un relato verídico de misticismo religioso y creatividad matemática". Pero también, desde una perspectiva judía, ha tratado el asunto Amir Aczel en su ensayo "The Mystery of the Aleph: Relativity, Kabbalah, and the Search for Infinity" (que, donde hasta se me alcanza, está todavía sin traducir al español). Nosotros vamos a dejar a Aczel a un lado y vamos a centrarnos en el ensayo de Graham y Kantor que en su libro referido consideran tanto a la Escuela Matemática francesa como a la Escuela Matemática de Moscú que se mostró mucho más fructífera y a cuya cabeza estaba Dimitri Fiódorovich Egórov (1869-1931).
 
Toda la cuestión se origina en la teoría de conjuntos del matemático Georg Ferdinand Ludwig Cantor que audazmente se internó en la problemática de los "conjuntos infinitos", que desarrolló y formalizó estas especulaciones, en un principio estrictamente matemáticas, pero que casi hunden en la demencia a su artífice. Cantor llegó a identificar el "infinito absoluto" con Dios, lo que le valió la mofa de algunos científicos contemporáneos, troquelados en el racionalismo más ortodoxo. Si los matemáticos franceses fueron pioneros en desarrollar las especulaciones de Cantor, su racionalismo cartesiano les impidió llegar a la radicalidad que ahí se requería. Era menester que el testigo lo recogieran los matemáticos rusos, mucho más místicos y desprejuiciados. La combinación de estos intereses científicos con la religiosidad mística rusa -en concreto me refiero a los seguidores de la "imiaslavie" (adoración del Nombre) produjo "Lusitania". Los "adoradores del Nombre" habían surgido en el Monasterio de San Pantaleón del Monte Athos, poblado de monjes rusos que habían hecho su propia interpretación de la antiquísima y venerable práctica piadosa del hesicastismo.
 
Así fue como se formó esta escuela que se estructuró internamente a modo de sociedad pudiéramos decir que cuasi secreta. La jefatura del grupo estaba en Egórov, aunque las personalidades del matemático Nikolai Nikolaievich Luzin (1883-1950) y el teólogo Pável Florenski (1882-1937) ejercieron una indiscutible influencia en la dirección espiritual del grupo. Los estudiantes universitarios que ingresaban a "Lusitania" recibían un "nombre secreto", tomado de la teoría de conjuntos, su mentor Egórov era de esta forma denominado Aleph Omega. El segundo del grupo era Luzin. Se conjetura que el nombre del grupo -Lusitania- pudiera estar relacionado con el apellido de Luzin, aunque no parece probable, en tanto que sin empecer su genialidad, Luzin se mantuvo como subordinado de Egórov, otros piensan que se hicieron llamar "Lusitania" en homenaje al barco hundido en 1915 por un submarino alemán, pero parece que los matemáticos moscovitas empleaban el nombre "Lusitania" con antelación a la fecha del hundimiento. No se sabe a ciencia cierta la razón por la que escogieron el nombre de esta provincia romana hispana, posiblemente -pienso yo- evocara en ellos el confín del continente euroasiático, habida cuenta de su afán por rebasar lo finito, no en vano especulaban con los números transfinitos.

Aunque el grupo trabajaba en los gélidos aularios de la universidad, tenía una especie de sede espiritual en la iglesia de Santa Tatiana Mártir, próxima al recinto universitario moscovita. Si no fueron miembros de "Lusitania", otras grandes personalidades de la cultura rusa estuvieron muy próximas a este grupo que compaginaba investigación matemática y espiritualidad: músicos o poetas, como el simbolista Andréi Bely, consonaban con el espíritu del grupo matemático.

Si los "adoradores del nombre" fueron tachados de heterodoxos por la iglesia ortodoxa rusa, el destino de los miembros de "Lusitania" fue en ocasiones trágico, pues ni el críptico lenguaje matemático que reservaba sus secretos religiosos pudo escapar a las sospechas de los comisarios soviéticos. Muchos sufrieron prisión, sin que les valiera su reputación científica mundial y el mismo Florenski fue martirizado en 1937 por los comunistas. Sin embargo, el impacto no por sigiloso fue menos considerable, atendiendo a la preservación espiritual de una fe robustecida por la matemática, actuando ésta como propedéutica a una experiencia mística cuya analogía -salvando mucho las distancias- habría que ir a buscarla en el platonismo.

Formando parte de la "Iglesia de las catacumbas", el grupo "Lusitania" también proyectó su autoridad filosófico-matemática sobre toda la Rusia real que sufrió durante tanto tiempo la satanocracia marxista. Parece que resuena "Lusitania" en "El primer círculo", de Alexander Solschenitzin; esta novela no podrá ser leída sin la clave de estos matemáticos clandestinos. Así, como botón de muestra, digamos que uno de los personajes de "El primer círculo" -el coronel de Ingenieros soviético Anton Nikolaievich Yakonov- les dice a unos matemáticos prisioneros:

"En verdad, la secta de los matemáticos tiene un envidiable ritual de altivez. A lo largo de mi vida, los matemáticos me han parecido siempre una especie de Caballeros de Rosacruz y siempre me ha amargado el no haber tenido manera de iniciarme en sus misterios".

Algo tendría que saber Alexander Solschenitzin de esta soterrada escuela científica y mística que se llamó "Lusitania" y que fue una línea de resistencia en la misma Escuela Matemática de Moscú. En el mismo corazón de la capital del materialismo histórico ateísta, entonces triunfante, un grupo de matemáticos seguía adorando el Nombre de Dios.

viernes, 22 de enero de 2016

RELEYENDO A MENÉNDEZ PIDAL

Imagen de www.rae.es
Por Antonio Moreno Ruiz
Historiador y escritor
Releyendo a Ramón Menéndez Pidal (Los españoles en la literatura y Los españoles en la historia), apunto conclusiones muy interesantes:
-Es clave entender el "buen proceso selectivo" que se dio desde los Reyes Católicos a Felipe II; aunque ya con Felipe II esa "selectividad" se fue perdiendo. Nuestras épocas de decadencia se anuncian siempre con esa pérdida selectiva, en pro de individualismos y envidias.
-El localismo exacerbado siempre aparece en nuestras épocas de abatimiento. Y apareció copiosamente en la época de los Austrias Menores, siendo que el advenimiento de la dinastía borbónica reforzó un sentimiento mucho más unitario, que duró especialmente todo el siglo XVIII; coincidiendo con nuestra apartamiento de las absurdas guerras europeas en las que nos metió la Casa de Habsburgo, y centrándonos mucho más en América y en Inglaterra como enemigo. No ha sido sino hasta finales del siglo XIX donde ese "localismo" ha aparecido y se ha transformado en lo que tristemente conocemos...
-No obstante, me parece interesante la observación de que si en los países hispanoamericanos donde hay mucha afluencia de inmigrantes españoles se da mucha importancia a los círculos regionales porque los españoles no se sienten extranjeros en esos países... En la época de Menéndez Pidal el separatismo era marginal, esta versión me parece un poco "optimista"; no obstante, sería cuestión de trabajarla, y hasta de darle una vuelta de tuerca.
-Menéndez Pidal me parece mucho más descontaminado de "mitos románticos" y mucho más sobrios me parecen sus análisis históricos, etnoculturales y filológicos que otros autores a los que tengo y debo cariño, como el mismísimo Marcelino Menéndez y Pelayo.
Y es que terminando esta relectura, me llama la atención una observación importantísima de Menéndez Pidal: El castellano no entra por "imposición" en el Medioevo y el Renacimiento, sino al contrario: Forma parte de la tradición bilingüe de buena parte de la Península Ibérica; tradición bilingüe que hasta se dio en el mundo musulmán, con el árabe dialectal andalusí y el romance mozárabe (antes de que muchos de éstos terminaran de ser expulsados por los almohades). En Valencia, normalmente no se cuenta la influencia navarro-aragonesa amén de la mozárabe; superiores a la influencia catalana, por cierto.
En cuanto al mozárabe, Menéndez Pidal también subrayó su importancia en los topónimos y las hablas granadinas. Palabras que nos sonaban a gallego son, sin embargo, mozárabes. El parecido en cuanto al vocabulario y la forma poética de ambas lenguas es asombroso y entrañable. Primero la repoblación de sur a norte y luego la repoblación de norte a sur creó una interacción formidable. Incluso en Portugal se da también el fenómeno bilingüe, pues amén del portugués (herencia de la primitiva lengua galaico-portuguesa), se da el caso del mirandés, que es un dialecto del astur-leonés. Al igual que en Cataluña, desde el siglo XV, se ha dado la interacción entre el catalán y el castellano muy naturalmente. Como en Galicia. A través de los teatros y de las imprentas, por ejemplo. Otrosí, los primitivos dialectos castellanos, astur-leoneses y navarro-aragoneses eran tan parecidos que todavía la filología actual no se aclara del todo. Las glosas de San Millán de la Cogolla, ¿castellanas o navarro-aragonesas? Por eso, si bien lo que hablamos depende mucho de lo que nace en Castilla la Vieja, ¿acaso puede entenderse sin la fuerte influencia vascuence, sin las absorciones navarro-aragonesas y astur-leonesas, y sin el romance mozárabe? Yo creo que con eso y con la expansión hacia Canarias y América, el idioma de Cervantes es más "español" que "castellano", la verdad. De todas formas, siempre se ha llamado indistintamente. No es una cuestión "ideológica" ni de "centralismo". Este fenómeno bilingüe, por cierto, existe en otros países de la "región". En Italia, amén de la expansión del toscano como lingua franca, rara es la región que no tiene dialecto o lengua propia. En Francia, tres cuartos de lo mismo. En Alemania todavía existe una lengua de origen eslavo, el sorabo (hermana del serbocroata). Y etcétera... No somos "más diferentes entre nosotros" que otros muchos países del complicado mundo. Y profundizando nuestro hispano caso, los españoles estamos muy maleducados especialmente a raíz del siglo XIX, cuando el regionalismo se desquició hasta politizarse separatista; y cuando una serie de torpes creyeron que la "solución" era "prohibir". El franquismo fue suave en eso, pues las absurdas prohibiciones fueron levantadas en 1946 y así, Josep Pla y Álvaro Cunqueiro fueron los mejores exponentes de la lengua catalana y gallega, respectivamente. En nuestras épocas de decadencia, el localismo separatista (y la estupidez separadora) arrecia; sin embargo en nuestras épocas pujantes, el sentimiento lógico-unitario aflora muy natural y rápidamente.
Es de Menéndez Pidal (todo un buzo de la sabiduría) la teoría de que en la Spania visigoda, el latín estaba evolucionando a un romance similar en toda la Península, y que fue la invasión mahometana lo que desgajó la evolución en dialectos y lenguas muy parecidas en su origen. Hay que trabajar mucho tanto esa filología como ese periodo histórico para entender muchas cosas en estos tiempos de surrealismo suicida. Gracias a Menéndez Pidal y Sánchez-Albornoz en el pasado; gracias a Daniel Gómez Aragonés en el presente, nos iremos reencontrando, a pesar de que todo se vea más oscuro que el sobaco de un grillo.
Con todo, lo que no concuerdo con Menéndez Pidal es que haya “dos Españas”; porque España es una y diversa al mismo tiempo, también en cuanto a sentimientos políticos. No me acaba de convencer esa “imagen” que creo, cuanto menos, incompleta, y en verdad, dañina. Pero bueno, no deja de resultar algo baladí en cuanto al conjunto de una obra que debe ser leída y apreciada continuamente, y más en estas aciagas horas.

domingo, 10 de enero de 2016

CUIDADO CON EL PSEUDOHISPANISMO




Por Antonio Moreno Ruiz
Historiador y escritor

-Esto del internet es como todo: Tiene su parte buena, pero también su parte mala. En internet podemos encontrar mucho tipo de información, pero también podemos encontrar basura a espuertas. Y dentro de la basura se encuentran los especímenes que, amparados en el anonimato del teclado, se crecen más de la cuenta con sus intoxicaciones. No sería un excesivo problema, dado que es algo que pasa habitualmente. Pero en nuestro caso, sí que es para tomárselo en serio y hasta combatirlo, pues con sus cochambrosas actitudes, están dando muy mala imagen de ideales que son sanos y buenos por naturaleza. Y ya está bien.

Cuando comenzamos la andadura de esta revista cultural hispánica, hicimos del hispanismo acaso nuestra más ferviente bandera. Hemos escrito mucho sobre varios niveles y facetas, y en la lastimosa situación en la que se halla la Hispanidad, creemos que no existe ideal más noble, y que de hecho, ya fue sublimado en el pasado y hoy toma una inevitable directriz geopolítica (1) que debe tornarse cada vez más plausible. Empero, gracias a determinados personajillos de malvivir que no son capaces ni de organizar sus vidas y encima van de caudillos y virreyes, el término "hispanismo" está empezando a tomar unos tintes peyorativos y antipáticos, pues este ganado, que apenas acierta a organizar su triste vida, se cree encima con el aura de pontificar a diestro y siniestro. Para ellos, el hispanismo será empolvarse la nariz, ponerse una peluca... En fin, caricaturizar el pasado. Porque con su actitud, no ayudan tampoco a que se conozca y se valore la verdadera historia, en lo cual todavía hay bastante por laborar. Se inventan delegaciones que no existen más que en la oquedad de sus cabezas de chorlito y dan carnets de ortodoxia según sea el peloteo o la amistad de turno. Hace tiempo, algunos de estos impresentables, tristemente conocidos, dictaminaron que nuestra revista no sigue una línea ortodoxa. Porque ellos lo valen, vamos...  Y así, creen poder dirigir el mundo como si fuera su cyber-ajedrez.

Ya basta de imposturas y de pamplinas. La situación de nuestra patria es dramática. No necesitamos comentaristas floridos de lo que ya sabemos. Necesitamos propuestas y apuestas para los problemas de nuestro tiempo. Vázquez de Mella o Aparisi y Guijarro hablaban de los problemas de su tiempo. ¿Esta gente que va de sabelotodo ha presentado algún plan contra la reforma laboral? ¿Algo para el retorno de la diáspora emigrante? ¿Algo sobre el exceso burocrático de comunidades autónomas, senado, diputaciones? ¿Algo sobre la enseñanza? ¿Sobre la formación profesional? ¿Sobre los elevadísimos impuestos a los autónomos? ¿Se han planteado usar el youtube para hacer canales de todo tipo de programas, ya sea historia, música, gastronomía....? Con poco, se puede hacer mucho. Pero estos supuestamente más papistas que el Papa nada hacen ni nada quieren hacer más que estorbar, puesto que no quieren salir de su tertuliana terapia de autoayuda.

Necesitamos construir un movimiento hispánico tradicional, sano, popular, combativo y realista. Simpático para nuestros jóvenes. Creador de lazos, sugestivo. Reconquistador. Sí, porque estamos en una situación similar a la que halló Don Pelayo y los refugiados de Asturias frente a la media luna de Tarik y Muza. E Hispanoamérica se debate en continuas incertidumbres y contradicciones. Ya bastantes estorbos tenemos entre el sistema y sus esbirros como para que este gentucerío que nunca ha hecho nada constructivo encima venga a poner piedras en el zapato.

Cuidado con este pseudohispanismo. Hay muchos hispanoamericanos potencialmente buenos que están cogiendo asco al ideal hispanista porque hasta el adjetivo está siendo copado por estos mequetrefes. El hispanismo no es eso. Históricamente, el tradicionalismo hispánico jamás defendió volver al pasado ni ser un esperpento con olor a naftalina. No está en su código genético-político. Esto tampoco es tradicionalismo. Tradición no es volver al pasado. La tradición es un concepto dinámico, es la transmisión del fuego, no la adoración de las cenizas.

Juan Vázquez de Mella proponía un "nuevo imperio diplomático, mercantil y espiritual" y una "confederación tácita". Como Ángel Ganivet, señalaba la confederación con Portugal e Hispanoamérica y el dominio del Estrecho de Gibraltar. Otras personalidades españolas como Zacarías de Vizcarra, Ramiro de Maeztu y Manuel García Morente apoyaron estos ideales con distinciones políticas, culturales, espirituales y filosóficas. Asimismo, el portugués António Sardinha habló en su Alianza Peninsular de completar estos ideales con la familia lusitana, estando cada uno en su sitio: Juntos, pero no revueltos. Y no sólo esto es una "cuestión de europeos", pues similares ideales defendieron, por ejemplo, los peruanos José de la Riva Agüero y Rafael Cubas Vinatea, así como el brasileño Arlindo Veiga Dos Santos. No todos tenían con exactitud los mismos ideales políticos, pero congeniaban en estos temas generales y principales. Ese ha de ser el camino a seguir. Un camino lógico y transversal. Y al final, todos los caminos conducen a Roma.

¡Podríamos superar a la Commonwealth anglosajona! La Cumbre Iberoamericana podría revertirse para algo efectivo, para esa gran alianza diplomática, militar, cultural, económica y espiritual que anhelamos. Hacia eso tenemos que dirigir nuestros esfuerzos, y no hacia pasados que no volverán.

Pero todos tenemos que aprender y que aportar. Históricamente, no sólo España influenció, sino que España también se influenció. Hispanismo no es tener aire de superioridad, sino señalar cómo el plato más típico de España es la tortilla de papas, o cómo el flamenco no se entiende sin una base de música criolla. Hispanismo es interacción y movimiento, un desafío impresionante ante la globalización; que no por nada dijeron los ingleses en el siglo XVIII que "a España hay que vencerla en América y no en Europa". Hispanismo es trabajar conjuntamente y encarnar ideales que ya están sobre el papel, y que entre todos podemos ayudar a comprender y actualizar. Tenemos una gran dimensión geopolítica. Actuemos en consecuencia y consonancia. Y no caigamos en el error de juzgar la belleza de un término por cuatro estúpidos que lo malogran; porque esos cuatro estúpidos malogran cada palabra que sale de sus hocicos.

¡Seamos hispanistas y para adelante! Pero seamos de verdad, y no de mentira, como otros y pocos. Hispanismo auténtico e integrador, sí. Pseudohispanismo de opereta, al basurero.







NOTAS:




miércoles, 6 de enero de 2016

EL CARLISMO PERENNE

 


Manuel Fernández Espinosa



¿Por qué el Carlismo sigue vivo y perseverante a través del tiempo, las vicisitudes y los reveses? ¿Por qué, después de tantas y tantas derrotas… vive todavía? Nunca vencido -siempre a medio triunfar- el carlismo.

El carlismo… Muerto por una maldita bala del demonio: Tío Tomás Zumalacárregui, caudillo glorioso, ejemplar de la nobilísima raza vasca, soldado íntegro desde la cuna de Ormáiztegui hasta el mortuorio de Cegama: heredero de Viriato, ¡bendita sea la madre que te parió y la tierra que te cubre! El carlismo… Vendido por traidores (Maroto) a patanes ayacuchos (Espartero), con la tercería de arrieros gananciosos (Machín Echaure el de Bagorta). El carlismo… Adulterado por la desesperanza y el desaliento extraviado (Sabino, pobre Sabino… ¡con la casta que tú tenías!). El carlismo… Falsificado por escritores de fortuna al servicio de las logias… El carlismo… Bloqueado económicamente por maniobrantes dineranos (Rothschild). El carlismo... asesinado en la madre de Cabrera por un pelotón de fusileros desalmados... Ramón Cabrera del Maestrazgo, rugiendo como un tigre, sediento de sangre liberal en su Némesis. El carlismo… Correteado por ejércitos cipayos y mercenarios extranjeros, perseguido y hostigado por los caminos que cabalgó D. Quijote de la Mancha con Sancho: Miguel Sancho Gómez Damas, nuevo Quijote a la cabeza de miles de Quijotes, nuevo Sancho contra malandrines desamortizadores y vendepatrias, nuevo Quijote muerto lejos del campanario de nuestra patria, nuevo Sancho enterrado en suelo bordelés. El carlismo... todos los grandes dramas que no se escribieron en pequeñas crónicas, todo el dolor y la nostalgia de los carlistas exiliados en Francia, en Argentina, en Uruguay... Con el alma en un hato, despidiéndose de sus valles y de sus caseríos, de sus cortijos, de sus masías, de las tumbas santas de sus ancestros, yéndose para no regresar jamás. El carlismo... voz del bardo que cantó al Árbol Santo, Iparraguirre inmortal.

El carlismo… Ninguneado en los corrinchos parlamentarios. El carlismo… Diplomáticamente desoído por los gabinetes de Franco… Pero ¿es que no os percatáis de que el Carlismo es España? Pobre España, madre desgraciada, ultrajada, vendida, traicionada, comprada, esquilmada, calumniada, pero… ¡Nunca vencida!

España, tan distinta de esta mamarracha, una estrella más en el trapo europeo, pintarrajeada como las putas, viviendo en un absurdo carnaval, haciendo las esquinas en la aldea global, de espaldas a los pueblos españoles de América, rifada en las letrinas bursátiles, falsa España centralista y descentrada. ¿Qué te queda a ti, falsaria España, de la España de nuestros padres? Esos rostros pueblerinos, nobles como el pan de pueblo, severos como la vara de un maestro, verdaderos como el catecismo, santos como la iglesia y el hogar... Esas caras no han muerto, viven todavía por la vida que tuvieron. Y mirad, todavía veréis en las muchedumbres urbanas, caras hoscas que llevan un carlista dentro, caras que no pueden fingir el asco que les da todo el pan adulterado y el circo infame que las rodea: son caras carlistas, de las que el Tío Sam no puede confiar. Pero hay hoy tantas otras caras... esas caras duras de hoy, caras blandas de hoy, máscaras sin vergüenza ni honor. Falsa España de caras falsas de hoy... de ti no queremos ni el aliento nauseabundo que exhalas.

Tú, que no quieres que se escuche la lengua vasca del sílex: no eres España. Y tú, que no quieres que se escuche la lengua del enamorado Macías: no eres España. Y tú, que no quieres que se escuche la lengua en que cantó Verdaguer a la Atlántida... No eres España. Tú, que no quieres que se hable la lengua que te hace universal, no eres ni vasco, ni gallego, ni catalán. Vosotros sois la España falsa del cacique liberal, conservador o progresista, da igual; españolista o separatista, da igual. No sabes lo que fueron tus padres... ¡Regresa a la casa del abuelo, y lo verás!

¿Cómo es que todavía existen carlistas? Pues que todavía queda España.

¿Cómo se explica que existamos? Pues que todavía amamos a la España neta.

Si el carlismo consistiera en la exclusiva defensa de una rama dinástica: ya no habría carlistas. Si el carlismo consistiera exclusivamente en la Patria: ya no habría carlistas, tal vez nacionalistas españoles (como Narváez, Prim o Franco). Si el carlismo consistiera tan solo y no más que en los fueros, ya hubiéramos atajado, convirtiendo España en taifas que se revuelven por desintegrar la Patria.

No. El carlismo no podrá ser destruido jamás, pues unió a la Santa Madre Iglesia Católica todas las demandas justas que cifraba en su lema, y la Iglesia no tendrá fin; y el carlismo, como cúspide de todo, puso a Dios y... ¿quién como Dios? -tronó la voz de San Miguel Arcángel. El lema del carlismo: Dios, Patria, Fueros y Rey, por ese orden, constituye un perfecto programa político que tiene perduración sin fin.

Pues mientras haya un estremecimiento en el corazón que ansíe la rubicundez de la parva, la calma de la era, el viento peinar los trigales y las trochas sobre las cosechas. Mientras haya un poeta que se embelese con el chorro del caño de un manantial. Mientras que haya unos ojos enamorados de las casas antiguas y blasonadas. Mientras que haya un corazón que abomine de los ruidos inhumanos y maquinales. Mientras que haya quien execre de toda la artillería química que mata a los animales, destruyendo la naturaleza… Alguien me dijo: habrá un carlista.

Mientras haya un joven buscando la raíz de su nostalgia, y la encuentre en el vago sentimiento de la vergüenza insufrible de saber que España está tan por debajo hoy de las grandezas de sus antepasados, que España no es gobernada por los españoles, y quiera despertar… Alguien me dijo: habrá un carlista.

Mientras que haya una abuela que de la mano lleve a su nieto a una iglesia, y le enseñe la talla del Sagrado Corazón de Jesús, y le diga “Cristo es Rey”… Alguien me dijo: habrá un carlista.

Mientras que haya un buscador, perdido entre las ruinas de todo lo que fue y jamás volverá a ser, extraviado buscador sobre los escombros de lo que es, pero dejará de ser… Alguien me dijo: habrá un carlista y hará que lo que nunca dejó de ser, vuelva a su ser.

Mientras que haya custodios de la Tradición que, a través de la vorágine de los tiempos, hagan pasar el legado a los que queden… Alguien me dijo: habrá un carlista.

Y si no hay Don Carlos… Seguirá habiendo carlistas. En los rostros de nuestros antepasados está España. Que los rostros de nuestros descendientes sigan siendo España. El carlismo es inmortal.

Que el Espíritu Santo renueve la faz de la Tierra.
 
Fecha original: año 2009