RAIGAMBRE

Revista Cultural Hispánica

viernes, 4 de julio de 2014

EL HALCÓN DEL KREMLIN ATERRIZA EN MILÁN PARA RELANZAR EL DESAFÍO EURASIÁTICO

 
Hoy, viernes 4 de julio, en el Hotel Cavalieri de Milán está teniendo lugar una interesante jornada sobre el desafío eurasiático de Rusia, organizado por la Associazione Lombardia-Russia. Entre los invitados -también está el autor del notable libro “Educazione siberiana”, Nicolai Lilin- figura el filósofo Alexander Duguin, líder internacional del “Movimiento Euroasiático” y autor de “Fundamentos de Geopolítica”. El periódico italiano “Stato & Potenza” ha publicado una entrevista a Duguin que hemos traducido al castellano: Ucrania, las alianzas anti-naturales entre neonazis y liberales con gays e izquierdistas, otros conflictos del panorama internacional actual encuentran un enfoque interesante de la mano del entrevistador -Manuel Ochsenreiter- y el entrevistado: Alexander Duguin.



Entrevista de Manuel Ochsenreiter,

traducción al italiano:

 de Alessandro Lattanzio,

traducción del italiano al español:

Manuel Fernández Espinosa, para RAIGAMBRE.


 
 
 
Profesor Duguin, los medios de comunicación y los dirigentes políticos occidentales describen la reciente situación de Ucrania como un conflicto entre una alianza democrática y europeísta liberal y un régimen autoritario con un dictador como presidente. ¿Está usted de acuerdo?
Conozco esta historia y creo que este tipo de análisis está totalmente errado. No podemos dividir el mundo de hoy como en la Guerra Fría. No hay un “mundo democrático” que se yergue contra un “mundo antidemocrático”, como difunde el mayor número de medios de comunicación occidentales.
Su país, Rusia, es uno de los núcleos de ese denominado “mundo anti-democrático” si creyéramos a nuestros medios de comunicación. Y Rusia con el Presidente Vladimir Putin busca intervenir en la política interna ucraniana, leemos…
Esto está del todo equivocado. Rusia es una democracia liberal. Echemos un vistazo a la Constitución Rusa: tenemos un sistema electoral democrático, un parlamento funcionando, un sistema de libre mercado. La Constitución se basa sobre el modelo occidental. Nuestro Presidente Vladimir Putin gobierna el país de modo democrático. No somos una monarquía, ni una dictadura, ni un régimen comunista soviético.
Nuestros políticos en Alemania llaman “dictador” a Putin.
¿Sobre qué base?
A causa de sus leyes contra el LGBT, el apoyo a Siria, los procesos contra Mijaíl Khodorkhovskij y “Pussy Riot”…
Lo llaman “dictador” por no gustarles la mentalidad rusa. Cada caso que ha mencionado es por completo legítimo democráticamente. No hay un solo elemento de “autoritarismo”. Así que no se confunda: aunque no plazca la política de Rusia no puede negarse que Rusia es una democracia liberal. El Presidente Putin acepta las reglas de nuestro sistema democrático y las respeta. Él nunca ha violado ninguna ley. Por lo que Rusia forma parte del campo democrático liberal y el modelo de la guerra fría no sirve para explicar la crisis ucraniana.
Entonces, ¿cómo podemos describir un conflicto tan violento y sangriento?
Se requiere un claro análisis geopolítico y de civilización. Debemos establecer los hechos históricos, aunque esto no esté en boga en estos días.
¿Qué quiere decir?
 
La Ucrania actual es un Estado que no ha existido nunca en la Historia. Se trata de una nueva entidad. Esta entidad está compuesta por lo menos de dos partes completamente diferentes. Estos dos partidos tienen una identidad y una cultura diferentes. Hay una Ucrania occidental, unida en su identidad a la Europa oriental. La gran mayoría de las personas que viven en Ucrania occidental se considera europea del Este. Y tal identidad se fundamenta en el rechazo completo de cualquier idea paneslava con Rusia. Los rusos son considerados enemigos existenciales. Podemos decir así: odian a los rusos, a la cultura rusa y, naturalmente, a la política rusa. Y esto es un ingrediente importante de su identidad.
¿No le irrita esto en cuanto ruso?
¡Para nada! Se trata de una parte de la identidad. No significa necesariamente que quieran entrar en guerra contra nosotros, sino que ellos no son como nosotros. Debemos respetarlo. Mira, los estadounidenses son odiados por muchos más pueblos y lo aceptan. Así, cuando los ucranianos occidentales nos odian, no es nada malo ni bueno: es un hecho. Digamos sencillamente que lo aceptamos. ¡No todos nos aman!
Pero los ucranianos orientales… ¡son tan rusos que lo son más que usted!
¡No vayamos tan rápido! La mayor parte de las personas que viven en la parte oriental de Ucrania comparten una común identidad con el pueblo ruso, histórica, de civilización y geopolítica. La Ucrania oriental es un país ruso y euroasiático. Así que hay dos Ucranias. Lo vemos claramente en las elecciones. La población se halla dividida en cada cuestión política importante. Sobre todo cuando se trata de las relaciones con Rusia; somos testigos de cómo el problema se convierte en dramático: una parte es absolutamente anti-rusa y la otra parte absolutamente rusófila. Dos sociedades diferentes, dos países diferentes y dos identidades históricas, nacionales diferentes viven en una sola entidad.
Por lo tanto, la pregunta es ¿cuál de las dos domina a la otra?
Esto es una parte importante de la política ucraniana. Tenemos las dos partes y tenemos la capital Kíev. Pero en Kíev tenemos a entrambas identidades. No es ni la capital de Ucrania occidental ni de la Ucrania oriental. La capital de la parte occidental es Lvov, la capital de la oriental es Jarkov. Kíev es la capital de una entidad artificial. Esto es importante para comprender el conflicto.
Los medios occidentales y los ucranianos “nacionalistas” estarían rotundamente en desacuerdo con el término “artificial” aplicado al Estado ucraniano.
Los hechos son claros. La creación del Estado de Ucrania en sus actuales fronteras es el resultado de la Historia. Fue una decisión burocrática y administrativa de la Unión Soviética. La República Socialista Soviética de Ucrania fue una de las 15 repúblicas de la Unión Soviética desde 1922 hasta 1991. En todos estos 72 años los confines de la república cambiaron a menudo, con una parte significativa de aquella que hoy es Ucrania occidental anexionada por la Armada Roja en 1939 y con la adición de la Crimea ya rusa en 1954.
Algunos políticos y analistas dicen que la solución más sencilla sería la partición de Ucrania en un Estado oriental y otro occidental.
No es así tan fácil como podría parecer, pues tendríamos los problemas con las minorías nacionales. En la parte occidental de Ucrania viven a día de hoy muchas personas que se consideran rusas. En la parte oriental vive una parte de la población que se considera ucraniana occidental. Mirad: una sencilla partición del Estado no resolvería realmente el problema, sino que crearía otro nuevo. Podemos imaginar la separación de Crimea, porque aquella parte de Ucrania es territorio poblado exclusivamente por rusos.
¿Por qué parece que la Unión Europea esté tan interesada de “importar” todos estos problemas?
No es en el interés de la alianza europea, sino de los Estados Unidos. Se trata de una campaña política contra Rusia. La invitación de Bruxelas a Ucrania para adherirse al occidente ha creado rápido un conflicto con Moscú y un conflicto interno en Ucrania. Lo que no extraña en modo alguno a quien conoce la sociedad y la historia ucraniana.
Algunos políticos alemanes han dicho haberse sorprendido por las escenas de guerra civil en Kíev…
Eso dice mucho sobre la instrucción política e histórica de vuestros políticos en lo que atañe a la crisis en Ucrania…
Pero el Presidente ucraniano Viktor Janukovich ha rechazado la invitación occidental.
Claro. Fue electo por el sur rusófilo y no por el occidente. Janukovich no puede actuar contra los intereses y la voluntad de su base electoral. En caso de haber aceptado la invitación de la UE habría sido considerado un traidor a su electorado. Los que sostienen a Janukovich quieren la integración con Rusia. Para decirlo claramente: Janukovich ha hecho sencillamente lo que era bastante lógico. Ninguna sorpresa, ningún milagro. Simple lógica política.
En la actualidad hay una alianza políticamente muy pluralista de las oposiciones contra Janukovich. Esta coalición comprende liberales, anarquistas, comunistas, grupos de derecha, gays, también nacionalistas y grupos de neonazis y matones. ¿Qué tienen en común tan diferentes grupos e ideologías?
Están unidos por el único odio contra Rusia. Janukovich es a sus ojos un topo de Rusia, amigo de Putin y hombre del Oriente. Odian todo lo que tiene que ver con Rusia. Este odio los ha unido, es un bloque de odio. Por decirlo con claridad: el odio es su ideología política. No aman a la Unión Europea ni a Bruxelas.
¿Cuáles son los principales grupos? ¿Quién domina la oposición?
Son claramente los grupos neonazis más violentos del llamado Euro-Maidan. Suscitan violencia y una situación de guerra civil en Kíev.
Los medios de comunicación occidentales sostienen que el papel de tales grupos extremistas está dramatizándose por los medios rusófilos para difamar la unánime alianza de las oposiciones.
Claro. ¿Cómo iban justificar que la Unión Europea y los gobiernos europeos apoyen a neonazis extremistas y racistas varios en los confines de la UE, mientras que en el interior de la UE se ponen serios y llevan a cabo acciones melodramáticas incluso contra los grupos más moderados de la extrema-derecha?
¿Pero como pueden, por ejemplo, los grupos gays y liberales de derecha e izquierda combatir al lado de neonazis, que no se destacan precisamente por ser amigos de gays?
Lo primero: todos estos grupos odian a Rusia y al Presidente ruso. Este odio los convierte en compadres. Y los grupos liberales de izquierda no son menos extremistas que los grupos neonazis. Tendemos a pensar que son liberales, pero eso es equivocarse terriblemente. Sobre todo en Europa oriental; y, en Rusia, frecuentemente el lobby homosexual y grupos ultranacionalistas y neonazis son aliados. También el lobby homosexual tiene ideas demasiado extremas sobre cómo deformar, reeducar e influir a la sociedad. No debemos olvidarlo. Los lobbys gay-lesbianas no son menos peligrosos socialmente que los neonazis.
Nos consta que una alianza tal está presente también en Moscú. El bloguero liberal y candidato a la alcaldía de Moscú (Alexei Nawalnij) fue apoyado por una alianza similar de organizaciones en pro de los derechos de los gays, así como por grupos neonazis.
Exactamente. Y esta coalición pro-Nawalnij fue sostenida también por occidente. El tema es que esto nada tiene que ver con la ideología de tales grupos. No interesa a occidente.
¿Qué es lo que quiere decir usted?
¿Qué pasaría si una organización neonazi apoyara a Putin en Rusia o a Janukovich en Ucrania?
La Unión Europea montaría una colosal campaña política sirviéndose de los canales mediáticos occidentales para hacer destacar semejante escándalo.
Exacto. Así que se trata solo de la parte en que esté un determinado grupo. Si el grupo está contra Putin, contra Janukovich, contra Rusia... la ideología no es un problema. Si tal grupo sostiene a Putin, a Rusia o a Janukovich, la ideología se convierte inmediatamente en un enorme problema. Se trata exclusivamente del lado geopolítico al que se escore el grupo. No hay otra cosa que geopolítica. Es una buena lección lo que sucede en Ucrania. La lección nos dice: la Geopolítica domina estos conflictos y nada más. Asistimos a lo que también ocurre en otros conflictos: en Siria, en Libia, en Egipto, en el Cáucaso, en Irak, en Irán...
¿Cualquier grupo que esté a favor de occidente es un grupo de “buenos”, aunque sea extremista?
Sí. Y cualquier otro grupo que esté contra occidente, aunque sea laico y moderado, será definido como “extremista” por la propaganda occidental. Tal enfoque predomina sobre los campos de batalla geopolíticos actuales. Puede ser el combatiene salafita más radical y brutal, puede odiar a los judíos y comer órganos humanos frente a una cámara de televisión, pero mientras luche por los intereses occidentales contra el gobierno sirio, será un aliado respetado y apoyado por occidente. Cuando se defiende una sociedad multi-religiosa, laica y moderada, ideales occidentales, pero se tiene una posición contraria a los intereses occidentales, como el gobierno sirio por caso, se es un enemigo. A nadie le importa aquello en que se crea, lo que interesa es solo el lado geopolítico que se haya escogido: el correcto o el equivocado para la potencia hegemónica occidental.
Profesor Duguin, en particular los grupos de oposición ucranianos que se hacen llamar “nacionalistas” estarían fuertemente en desacuerdo con usted. Afirman: “¡Estamos contra Rusia y contra la UE, tenemos una tercera posición!”. Irónicamente también el combatiente salafita en Siria hubiera dicho la misma cosa: “Odiamos a los amaricanos tanto como odiamos al gobierno sirio”. ¿Hay algo que se le parezca a una posible “tercera posición” en esta guerra geopolítica de hoy?
La idea de tener una tercera e independiente posición entre los dos bloques dominantes es muy común. He tenido algunas interesantes entrevistas y coloquios con una figura destacada de la guerrilla separatista chechena. Me confesó que en realidad creía en la posibilidad de una Chechenia islámica independiente y libre. Pero más tarde se percató de que no había una “tercera posición”, ninguna posibilidad. Entendió que combatió contra Rusia por occidente. Era un instrumento geopolítico de occidente, un topo de la OTAN sobre campo de batalla caucasiano. La misma verdad tan fea golpea al ucraniano “nacionalista” y al combatiente salafita árabe: son topos de occidente. Es difícil aceptarlo, pues a nadie le gusta la idea de ser el tonto útil de Washington.
Por decirlo claramente: ¿Es absolutamente imposible la “tercera posición”?
Hoy en día, sin duda. Hay una potencia terrestre y una marítima en geopolítica. La potencia terrestre hoy es Rusia, la marítima Washington. Durante la segunda guerra mundial Alemania buscó imponer una tercera posición. Tal tentativa se basaba cabalmente sobre los errores políticos de los que hablábamos ahora. Alemania prosiguió la guerra contra la potencia marítima representada por el imperio británico y contra la potencia terrestre representada por Rusia. Berlín combatió contra las principales fuerzas globales y perdió la guerra. El final fue la completa destrucción de Alemania. Así que si la fuerte y poderosa Alemania de la época no fue bastante fuerte para imponer la tercera posición, ¿cómo grupos mucho más pequeños y débiles podrían hacerlo hoy? Es imposible. Se trata de una ilusión ridícula.
Cualquiera que afirme, hoy, luchar por una “tercera posición” independiente... ¿es en realidad un topo de occidente?
En la mayor parte de los casos, sí.
Moscú parece estar muy pasiva. Rusia no apoyará a ningún delegado en la UE. ¿Por qué?
Rusia no tiene una agenda imperialista. Moscú respeta la soberanía y no interfiere en la política interna de ningún otro país. Y es una política honesta y buena. Lo vemos también en Ucrania. Vemos a muchos más políticos de la UE y por añadidura políticos y diplomáticos de los USA ir a Kíev para apoyar a la oposición, que políticos rusos sostener a Janukovich en Ucrania. No debemos olvidar que Rusia no tiene intereses hegemónicos en Europa, pero los estadounidenses sí los tienen. Hablando con franqueza: la Unión Europea no es un verdadero y propio ente europeo, es un proyecto transatlántico imperialista. No sirve a los intereses de los ciudadanos europeos, sino a los de la administración de Washington. La “Unión Europea” es realmente anti-europea y “Euro-Maidan” es realmente “anti-euro-Maidan”. Los neonazis violentos de Ucrania no son “nacionalistas” ni “patriotas” ni “europeos”, son solo topos de los USA. Lo mismo vale para los grupos a favor de los derechos de los homosexuales, las organizaciones como FEMEN o los grupos de protesta liberales de izquierda.
FUENTE: Il Talebano: Il falco del Cremlino sbarca a Milano per (ri)lanciare la sfida Eurasiatica.
 

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