RAIGAMBRE

Revista Cultural Hispánica

viernes, 30 de agosto de 2013

BREVE HISTORIA GEOPOLÍTICA DE UNA GUERRA




 
Teddy Roosevelt
                                                          

EL SIGNIFICADO GEOPOLÍTICO
DE LA
GUERRA HISPANO-CUBANO-AMERICANA DE 1898

Por Francisco Escobar
 


El Primer Siglo Americano, destinado al predominio mundial de los Estados Unidos, se inició en Cuba en 1898 con la guerra hispano-cubano-americana, la que los historiadores de todas partes siguen llamando “Guerra hispanoamericana”, siguiendo la clasificacion que le dio Lenin en su libro sobre el imperialismo. La guerra que comenzó como una guerra de independencia sin el más mínimo respaldo del gobierno americano sino más bien con su hostilidad -recordemos la confiscación del “Fernandina”- y que terminó decidiéndose como una guerra geopolítica entre una joven potencia en expansión y una metrópoli en decadencia. Asi lo dejó explícito McKinley en sus propias palabras: “cuando la impotencia de España para reducir a Cuba a imponer su autoridad y soberanía sean manifiestas Estados Unidos deberá cumplir con su deber.” Una pura reafirmación del “destino manifiesto”, el “corolario Roosevelt” y del “jingoísmo”, la gran guerra geopolitica de Mahon, Roosevelt y Lodge.

La geopolítica siempre se ha asociado al nazismo y se debe especificamente a “Zeitschrift für Geopolitik” del general Karl Hanshofer que fue quien suministró a Hitler los elementos esenciales de su doctrina y de su propaganda. Pero quien realmente desarrolló la teoría geopolítica y descubrió las leyes objetivas que la mueven fue el profesor británico Sir Halford Mc Kinder. Mc Kinder enunció sus teorías sobre los focos continentales y las coronas marítimas del poder. Aunque la principal influencia sobre los grandes motores del expansionismo geopolítico norteamericano: Theodore Roosevelt y Henry Cabot Lodge, lo fue el almirante Alfred T. Mahon con su doctrina del navalismo.
 
La geoestrategia tambien está muy ligada a la geopolítica y define una estrategia política o militar a escala mundial. Su presupuesto se basa en el reparto del escenario mundial entre distintos bloques de poder. Todo conflicto tiene que ser interpretado como una manifestación parcial de una pugna de proporciones planetarias y nunca como un enfrentamiento meramente local. La guerra francoprusiana, financiada por la Banca Rothschild, fue el primer conflicto geoestratégico del mundo, al que siguieron la Revolución Rusa, la Guerra ruso-japonesa, las dos guerras mundiales. Una sucesión de guerras geoestratégicas por intereses geopolíticos que buscaban al final el establecimiento definitivo del Nuevo Orden Mundial.

Las últimas posesiones del imperio espanol estaban ubicadas en la zona que los estrategas geopolíticos americanos habían denominado “Great Area”. Es decir el espacio “vital” que reclamaba la nueva potencia marítima mundial en ascenso: el dominio transoceánico con estaciones geoestratégicas en Cuba, Puerto Rico, Las Marianas, Guam y Filipinas. Cuba estaba situada en el eje del hemisferio que separa los dos continentes, uno al Norte y otro al Sur y los dos océanos, es la Llave del Golfo, la encrucijada del Hemisferio Occidental. El almirante Mahon ya había sentenciado: “el requisito previo fundamental para el poder mundial es el control de los mares”. El “casus belli” de la Guerra hispanocubanoamericana fue la puesta en práctica de la nueva política exterior norteamericana de intervención e influencia en el resto del mundo que luego se aplicaría también en la “Guerra de los Boxers” en China en 1900.

El presidente McKinley utilizó una táctica demagógica para intervenir en un conflicto que ya estaba casi resuelto y lo hizo amparándose en la defensa de la independencia y la neutralidad, pero aquella guerra ya era la “Guerra de Hearst” junto a Mahon, Roosevelt, Lodge, Wood y Platt. La única razón por la que Cuba al final no pudo ser anexada fue debido a la ratificación por el Congreso de la “joint resolution” que impedía todo intento de anexión de Cuba a los Estados Unidos y que se había logrado por el brillante desempeño de patriotas exiliados como Gonzalo de Quezada y grandes amigos de la independencia como Horatio Rubens. El Congreso norteamericano aprobó la Resolución Conjunta del 19 de abril de 1898 declarando que el pueblo de Cuba era y por derecho debía ser libre e independiente. En la resolución se incluyó la enmienda presentada por el senador Henry Teller, afirmando que Estados Unidos no ejercería soberanía, jurisdicción ni control sobre Cuba excepto para su pacificación y que, lograda ésta, dejaría el gobierno de la isla en manos de su pueblo. La participación militar de los Estados Unidos para la liberación de Cuba fue brevísima y de muy bajo costo cuando se la compara con nuestras guerras de independencia y sus estragos. Sin embargo sabemos que la resolución conjunta fue bombardeada sin misericordia por la Enmienda Platt que hacía de Cuba un protectorado y que no pudo ser abolida hasta 1934 por el cambio de política exterior de FDR conocida como New Deal.

La construcción del Canal de Panamá exigía la posesión de un arco de islas que sirvieran de estaciones marítimas en el largo camino de las Antillas hacia Hong Kong. Henry Cabot Lodge habia declarado: “del Río Grande al Océano Ártico solo debía ondear una bandera y existir una nación”. La apertura del Canal de Panamá en 1914 significó  la construcción de un macroespacio que integraba el Hemisferio Occidental, el Imperio Británico y el Lejano Oriente. La alianza angloamericana bajo el liderazgo americano ya era un hecho y las guerras mundiales lo fortalecerían. Los Estados Unidos se habían convertido como consecuencia de la Guerra Hispanocubanoamericana en soberanos de Puerto Rico y Protectores de Cuba, dueños del Caribe y pudieron trazar, construir y fortificar su canal transoceánico ya que aprovecharon la Guerra Mundial y la amenaza de Alemania sobre Inglaterra para anular el Tratado Clayton Balweer de 1850 que acordaba el control conjunto del Canal y lo convertieron de facto en una posesión americana. El Siglo XX ya era el Siglo América.

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